6ª ESTACIÓN: LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
El rostro de Jesús ensangrentado y desfigurado es objeto de dolor y piedad. En ese rostro están todos los rostros de tantos hermanos nuestros que sufren a los que debiéramos llevar alivio como la Verónica. Es la mujer valiente, decidida, que se acerca al Señor cuando todos lo abandonan. Nosotros, Señor, te abandonamos cuando nos dejamos llevar por el "qué dirán", del respeto humano, cuando no nos atrevemos a defender al prójimo ausente, dolorido o sufrido, cuando no nos atrevemos a replicar una broma que ridiculiza a los que tratan de acercarse a Dios. Y en tantas otras ocasiones.
Ayúdame a no dejarme llevar por el respeto humano, por el "qué dirán".
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
El rostro de Jesús ensangrentado y desfigurado es objeto de dolor y piedad. En ese rostro están todos los rostros de tantos hermanos nuestros que sufren a los que debiéramos llevar alivio como la Verónica. Es la mujer valiente, decidida, que se acerca al Señor cuando todos lo abandonan. Nosotros, Señor, te abandonamos cuando nos dejamos llevar por el "qué dirán", del respeto humano, cuando no nos atrevemos a defender al prójimo ausente, dolorido o sufrido, cuando no nos atrevemos a replicar una broma que ridiculiza a los que tratan de acercarse a Dios. Y en tantas otras ocasiones.
Ayúdame a no dejarme llevar por el respeto humano, por el "qué dirán".
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
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