El altar es el centro de una iglesia católica. En él, se representa fundamentalmente la tumba vacía de Jesucristo, lugar dónde se renueva incruentamente el sacrificio pascual del Señor en el oficio de la Santa Misa, aunque lleva una importancia mayor el tabernáculo o sagrario, por cuanto en él se contienen las formas consagradas, presencia real y sustancial del cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor, el altar gana en tamaño habitualmente, y visual en cuanto que siempre se halla en el centro del presbiterio. Es el lugar del calvario diario, dónde la Iglesia nace y se alimenta constantemente.
En nuestra parroquia, si bien su factura es de madera, según los tiempos litúrgicos lo adornamos ya con frontales del color litúrgico, los cirios, y las flores.
En nuestro caso, el altar en su disposición quiere copiar tenuemente la disposición de candelabros (6) y cruz a la manera que el Santo Padre Benedicto XVI lo tiene en su exclusivo altar sobre la tumba de los Apóstoles Pedro y Pablo. Digo exclusivo, porque de hecho es el altar papal, que nadie más que él lo usa. Sin embargo, en algunas oportunidades los últimos pontífices, de manera absolutamente extraordinaria han permitido a eminentes cardenales, en solemnidades especial hacer uso de él.
Desde el miércoles 6 de marzo, nuestro altar tendrá otras alternativas de adorno de acuerdo al tiempo litúrgico que se inaugura con la celebración de la Santa Misa de imposición de las cenizas, comenzando la cuaresma.
Si bien es verdad, que los liturgistas más serios concuerdan que el altar es de por sí el mejor adorno, es decir, que su sóla presencia debiera bastar, la Iglesia ha acostumbrado adornarlo como homenaje al mismo Cristo piedra angular, y reverenciarlo como lugar de extrema importancia.
Siempre he entendido que cuando el altar es de piedra, ya lo ideas de una sóla pieza, o confeccionado en partes con placas marmóreas o de otro tipo de materiales nobles, que por su estructura artística ya es suficiente el decoro de sí, en nuestro caso me parece bueno honrarlo de esta menera.
El altar: todo un ejemplo. Y el contenido formativo del artículo, algo que todo Católico debe saber. Gracias por este post (y por muchos otros).
ResponderEliminarFederico.