¡Glorioso Patriarca, e ínclito obrero,
de Cristo y María, celeste tutor,
a ti de favores peremne venero,
un cántico entona tu corte de honor!
El Rey de los reyes, su padre te llama,
la Reina del Cielo su esposo y Señor,
el ángel te mira, te envidia y te aclama,
y llena de gozo la Iglesia proclama:
SU AMPARO SEGURO, SU GRAN PROTECTOR.
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